Lecciones después de mi adicción al Skincare

Lecciones después de mi adicción al Skincare

La culpa se reparte entre la Industria, el Internet y mi Ignorancia

Todo comenzó en una época de mi vida que tenía un ritmo de vida particularmente exigente, y lo noté en mi cuerpo. Mis horas en el trabajo se prolongaban y demandaban mucho esfuerzo mental y físico, hacía viajes constantes que hicieron mi alimentación todo un reto, además de recortarme horas de sueño por despertar muy frecuente a las tres de la madrugada para tomar vuelos de las seis, y regresar días después a media noche a casa.

Me sentía cada vez más cansada y comencé a notar que mi piel se estaba deteriorando, mi cara se veía reseca, apagada, bloqueada, sin luz, demacrada y marchita (ajá, todo eso), y me estaba provocando sensibilidad y eczema. 

Mi deducción es que mi piel estaba bajo los efectos del estrés. 

Cuando sentí que era mucho el daño, busqué en internet productos de cuidado de la piel o Skincare para rescatarme, lo cual me costó mucho decidir pues pocos años antes de eso tuve una reacción a un producto que me provocó un problema de acné que no había tenido ni en la pubertad y estuve en tratamiento con dermatóloga por meses, pero era tal mi problema que estaba decidida a tomar el riesgo.

¿Puedes adivinar qué encontré después de buscar y buscar en artículos y redes sociales? Empieza con “K” y termina con KOREAN “maravillosa- fantástica- salvadora” Beauty.

Mi primer paso fue estudiar las técnicas para después investigar producto por producto, y vaya que encontré un mar de opciones; agradezco a los Millenials y Generación Z quienes han empujado a la industria de belleza a dar espacio a nuevas marcas, productos más accesibles de precio, “nuevos” ingredientes (han estado ahí por mucho tiempo sólo que antes no preguntábamos), muchos productos naturales y no tóxicos o clean beauty, pero sobretodo un nuevo lenguaje de las marcas para educar a los exigentes usuarios hambrientos por saber qué ingredientes tienen cada uno de los productos que existen. 

Estuve estudiando tanto como si estuviera en camino a convertirme en una alquimista, y el día que identifiqué los innovadores productos para mi cara comenzaron las compras. Mi objetivo: productos accesibles de precio, de preferencia clean beauty, veganos, y de marcas independientes. 

Entonces comencé a atacar agresivamente mi problema anti fatiga en la piel. Al paso de algunos meses estaba obteniendo resultados muy evidentes. Lo primero que noté que mejoró mi cara fue la incorporación del suero, después agregué los tónicos hidratantes y esencias (mis manos al fuego por ellos), y después aprendí ligeramente los “Si” y los “No” para usar ácidos antioxidantes, exfoliadores, regenerativos o correctivos como la Niacinamida, Vitamina C, AHA, BHA, Ácido Hialurónico, Ácido Salicílico, Ácido Láctico, Retinol (ay que miedo), aceites naturales, etc. 

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No dejé de lado las mascarillas hidratantes, limpiadoras, mis favoritas las de noche y las de tela o sheet masks. Y no puedo explicar mi asombro cuando encontré los dispositivos electrónicos caseros no invasivos para estimular la piel (eso es lo más caro que he llegado a hacer), me hice de un SkinInc de terapia con luz led y estimulación de baja frecuencia, y de un NuFace de micro corrientes para tonificarla, además de mi rodillo de cuarzo que tenía en el refri para estimular la circulación de la piel. 

Mientras toda esta ardua labor de auto cuidado sucedió durante los años que considero fueron los más cansados de mi vida (y mira que recién pasé por el embarazo y lactancia), cambié también mi alimentación por una dieta sana muy cercana al estilo vegetariano, muchos líquidos, y por su puesto el ejercicio que nunca he dejado de lado.

Y después de tres años con rutinas de cuidado de la piel de entre 6 a 10 pasos mañana después del baño y noche antes de dormir, mi cara estaba mejor que nunca, o al menos eso creo yo, y no tuve que pisar el consultorio de un dermatólogo o hacerme un facial, me enfoqué en hidratar, exfoliar y estimular la piel en casa y me sentía como de 19 años. 

Hasta que un día gracias a la investigación sobre sustentabilidad encontré números relacionados con el híper consumismo al que tanto me opongo y nuestra basura; desperté de mi nube. El baldazo de agua fría llegó cuando encontré a TerraCycle, organización dedicada a el reciclaje de los desechos “no reciclables” con quienes aprendí que muchos de los empaques de nuestros cosméticos y productos del cuidado de la piel no se pueden reciclar. No se pueden reciclar. 

Cuando supe esto corrí al baño para ver mi gabinete de productos y comprobar el daño que ya había hecho al planeta, sonó la campana en mi cabeza, me di cuenta que estaba en un periodo de adicción a los productos del cuidado de la piel, podría ser considerada lo que el internet llama #SkincareAddict, ¿cómo lo supe? Porque estos ya no cabían en mi gabinete y los tenia almacenados en diferentes partes del baño. 

Gracias a un artículo de USA Today llegué a un reporte de Sensoneo basado en la información publicada por World Bank en 2019, y es un estudio a la administración de basura del 2018 de los 36 países miembros de La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). De los 36 países miembros, México está en el lugar 33 con un de los peores desempeños, y reporta que una persona generó 425 Kg de basura al año y solamente se recicló el 5%. Estados Unidos queda en lugar 25 donde por persona se generó 809 Kg (casi una tonelada) y recicló 35% de esta, generan casi el doble que México y reciclan 30% más. Según World Bank nuestra basura va a crecer 70% más para el 2050. 

No me vas a creer, pero eso me dolió más que los cientos de artículos que leí de expertos sobre los efectos del exceso de skincare, de los daños del uso en demasía de productos de cuidados de la piel, y de cómo algunos en particular ponen en riesgo las barreras naturales de tu piel, mejor dicho tu microbioma que son microorganismos incluyendo bacterias que viven en la piel y que deben estar ahí porque son quienes la protegen, limpian, exfolian y regeneran de manera natural. 

Hoy pienso mucho en esto, entonces ¿cómo es que mi piel estaba tan magnífica después de haber casi dominado el uso de ácidos exfoliantes? Nunca practiqué la doble limpieza o double cleansing con bálsamos y jabones faciales, ni tallo mi cara con la toalla, pero si que uso cosas que para muchos son consideradas de cuidado (¡Hola Retinol!). 

Yo estaba haciendo una cosa correctamente según los expertos, y no tenía que ver con lo que aplicaba sobre mi piel sino con la suma de hábitos de una vida sana, estaba comiendo más que nunca frutas y verduras en todos los colores del arcoíris, estaba buscando momentos para la relajación con yoga y meditación, y haciendo ejercicio produciendo endorfinas. Todo eso estaba des estresando y reparando mi piel, mi intestino y mi salud mental. El estrés afecta la piel y hay que comenzar por combatirlo. 

Hoy me encuentro en un proceso de rehabilitación; no me malinterpretes, me encanta usar productos del cuidado de la piel, pero mi decisión es no comprar nada nuevo hasta terminar con lo que ya tengo antes que huela feo (teoría personal de expiración de productos). Decidí que no me voy a pelear con el skincare sino con el híper consumismo, y que mi rutina se simplificará a 3-4 pasos nada más. Trabajaré para tener una rutina minimalista. 

Las 10 cosas que aprendí después de mi adicción:

  1. La genética de tu piel está escrita desde que eras un embrión, y ese es un factor de mucho peso para determinar cómo es tu piel hoy; la genética es lo que es.
  2. Si quieres mejorar tu piel y tu salud en general, procura todos los hábitos sanos que puedas, sobretodo cuida la alimentación pues todo lo que entra por tu boca se refleja en la piel y el cuerpo… y también en la mente y los pensamientos. 
  3. La industria y las marcas solo esperan una cosa de ti: que les des tu dinero. Mientras tu estás esperando que te cambien la cara y la vida, ellos solo capitalizan con tu deseo de verte más joven y de reparar los defectos que según tú tienes. 
  4. El estado de tu piel está completamente relacionado con tu percepción personal de tu perfección, mientras más la buscas, más productos nuevos crees necesitar. Ningún producto es tan efectivo para eliminar por completo las arrugas, no lo vas a encontrar, nunca vas a estar satisfecha y con ese sentimiento es con el que lucran las marcas. 
  5. Si estas preocupada porque tu piel no cambia, estas generando estrés y el estrés daña la piel. 
  6. El internet y las redes sociales “dictan lo debe ser la imagen de belleza perfecta”, no caigas en la trampa, eso solo lleva a la auto crítica y al estrés. 
  7. Sí es necesario ir a la raíz del problema de tu piel para conocerla mejor, para hacer un recorrido por productos, saber cómo trabajan en ti y cuales son los que realmente son adecuados PARA TI, no todos los ingredientes reaccionan igual en diferentes pieles. Si realmente tienes un problema es mejor no auto medicarse e ir con un especialista, si no crees necesitar un dermatólogo al menos ve con un especialista en faciales. Una vez que te conoces es muy fácil seguir con un régimen fundado en la ciencia y no en las campañas de marketing.
  8. No necesitas 10 pasos para cuidar tu piel, tu quieres estimular el trabajo que hace pero no quieres usar capas y capas de productos que terminan por desinhibir su trabajo natural. 
  9. En realidad, solo necesitas 3 pasos en tu rutina: limpiar, hidratar, y proteger del sol, y lo puedes lograr con 3 productos nada más. Una ayuda extra a tu piel es si quisieras complementar tu hidratante con algún tónico o suero de antioxidantes.
  10. El planeta no va a resistir nuestro ritmo de consumo, si seguimos dañando la atmósfera con la emisión de gases por la basura que tiramos, va a seguir calentándose y dañando nuestra calidad de vida, y de paso obvio también nuestra piel.
Esta es mi basura de Skincare generada en un periodo de 18 meses para ser enviada a reciclaje.

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